El
jardín infantil “Caritas Felices” se ubica en el barrio la fragua de Bogotá a
su cargo encontramos a Tatiana Correa, una joven de 31 años quien emprendió una
caótica, pero tierna labor al abrir las puertas de su casa, para refugiar durante
doce horas al día a niños y niñas, pertenecientes a familias de bajos recursos del
sector.
Bajo
su cuidado tiene actualmente a 17 menores entre los 8 meses y los 9 años y aunque
es una gran responsabilidad, asume su labor de madre comunitaria con total
entrega y afirma que es una bendición estar rodeada del amor ingenuo y leal de
sus niños. Pero sin duda debe capotear diariamente con los conflictos y
carencias que les rodean. Una de ellas es la escasa financiación por parte del estado
ya que su ingreso mensual no supera la suma de $500.000, además de la falta de
material didáctico o artístico que sirva de instrumento constructor en los
infantes.
Tatiana
ha participado de manera activa en el derecho a la huelga que acobija a todo
ciudadano, movilizándose con otras madres comunitarias para reclamar ante el Instituto
de Bienestar Familiar la formalización de su oficio y aunque no es mucho el
tiempo libre que tiene, procura estar en constante preparación en cuanto a los
métodos de enseñanza y defensa de sus propios derechos se refiere.
En
la localidad de Antonio Nariño su labor y carácter son reconocidos, ya que en
muchas ocasiones, ha denunciado lamentables casos de maltrato infantil, ha
convocado a la comunidad a través de actividades de esparcimiento para recoger
fondos. También para la época navideña organiza multitudinarias novenas que
impregnan de felicidad no solo a los pequeños, a la comunidad en general.
Es
de suma importancia que el gobierno fije su mirada a la problemática que enloda
un programa de beneficio para la primera infancia y escuche el clamor de las
mujeres que han dispuesto su vida al servicio de los demás, compensándoles con
las garantías prestacionales y la profesionalización de una actividad menos
preciada pero de vital funcionamiento para la sociedad.